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¿Hacemos una calçotada?

No hay día durante el invierno en el que en Catalunya no se celebre una calçotada. Éste ágape comunitario se ha convertido en el plan perfecto para una fiesta o encuentro con amigos, la familia o en pareja. Los calçots son originarios de la ciudad de Valls (Tarragona) y se popularizaron a mediados de siglo XX, convirtiéndose en una tradición de los meses de febrero y marzo principalmente. ¿Tienen hambre?

El calçot no es más que una cebolla blanca alargada, que obtiene esa forma de la manera en como es cultivada, dejándola medio enterrada y tapándola a medida que crece. A esta acción se la denomina “calçar” y de ahí el nombre de “calçot”. Su cocinado no esconde ningún secreto. Se necesita un buen fuego vivo de sarmiento, se colocan los calçots sin limpiar y sin quitar la tierra en una parrilla y se asan hasta que estén echando agua. Una vez estén bien quemaditos por fuera (si, si, hemos dicho quemaditos), se envuelven en grupos de 10 a 15 unidades en papel de periódico y se guardan en una caja para que guarden el calor y se ablanden. Y así hasta tenerlos todos cocinados. Con las brasas que quedan prepararemos el segundo plato, tradicionalmente carne de cordero y butifarras a la brasa.

Su preparación no tiene mucho misterio, pero vamos a necesitar principalmente:

 

INGREDIENTES:

-          15 o 20 calçots por persona

-          Salsa de calçots

-          Carne de cordero y butifarras

-          Papel de periódico y tejas para servir

-          Un babero para los que no se quieran manchar

-          Postre para los más glotones

 

Los calçots se sirven en papel de periódico donde los hemos envuelto y dentro de una teja de barro. Necesitaremos también mucha salsa para mojar los calçots conocida como salvitxada o en su defecto salsa romesco. Y aquí empieza lo bueno. Cogeremos el calçot por su parte verde y con la otra mano rodearemos la parte ennegrecida y la retiraremos arrastrando hacia abajo. Nos quedará la parte baja del calçot blanquita y la mano negra, remojaremos la parte blanca dentro de la salsa y con mucho cuidado de no mancharnos levantaremos el calçot y disfrutaremos del increíble sabor.

Después de los calçots vendrá la carne y solo los más valientes llegaran al postre. No podrá faltar pan de payés para rebañar y un buen vino tinto para regarlo todo. No descartamos que después de todo esto necesiten una buena siesta. ¡Buen Provecho!

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